domingo, 25 de mayo de 2014

Gaba Echeverria: "Caras y Caretas: la seducción"


Cuando en casa se rompe la bomba de agua hay que llamar a Eduardo, porque viene enseguida y la arregla bien. Mientras la arregla habla sin parar, y yo me paro cerca de donde está trabajando porque en mi experiencia hay que vigilar lo que hacen en tu casa, si queres que lo hagan bien y además así sabes lo que hicieron para futuras ocasiones. Es mi casa, y en mi casa cuido lo que pasa, lo que se hace, yo sola, porque estoy sola, en eso también.
Entonces el tipo habla y habla y yo hablo con él, como hablo con todo el mundo, porque me gusta escuchar y hablar con simpatía.
No veo en todo esto ninguna intención de seducción oculta, ni abierta (mucho menos). Yo solo hablo, el tipo tambien, es simpático. Si yo fuera varón el tipo hablaría, y yo también, y yo no estaría escribiendo todo esto.
En estos años hemos hablado de muchas cosas, la familia, sus hijas y como las educa, su trabajo, los clientes que no pagan, los autos (yo me había comprado uno y buscaba siempre mecanicos de confianza), la salud (él tenia un problema en la piel que le lastimaba las manos y a veces tenia que usar guantes para trabajar), los precios, el gobierno (aunque yo siempre trataba de cambiar ese tema para no pelear con la gente, siempre en desacuerdo)
Pero en algun momento pasa algo, después de, ponele, dos años en que el tipo vino, ponele, una vez cada seis meses, y yo que no estaba prevenida, simplemente lo tomaba como un simpático, o un "charleta" (diría mi madre). Y el tipo muestra la hilacha.
Entonces, en este caso, el tipo sube al techo para arreglar el automático de la bomba, un cablecito tonto que hay que acomodar para que el motor deje de funcionar cuando se llena el tanque y que se desacomoda siempre cuando se corta el agua y el tanque queda vacío. Se sube, decía, al techo del segundo piso, cosa complicada y peligrosa, arregla el pedorro cablecito y baja, y ahí recién cuenta que sufre de vértigo, que una vuelta se quedó arriba de un techo paralizado por el miedo y le costó horrores bajar. Que si hizo esto fue por mi, dice, con tono distinto.
Y yo que caigo recién en la cuenta de que el tipo busca algo más, doy dos pasos atrás y enmudezco notoriamente después de decir "mil gracias, cuanto te debo?" Y lo acompaño hasta la puerta para que se vaya.
Que pasa la proxima vez  que se corta el agua? Lo llamo y me sigo haciendo la boluda, simpática, como si nada hubiera pasado, con la misma máscara amable y conversadora, con mi tono simpaticón. Por qué? Porque si busco a otro, tengo que acertar con alguno que sea de confianza, y que venga inmediatamente cuando lo necesito, cosas casi imposibles de lograr juntas, y que ademas no trate de afanar con el precio, o me invente cosas para hacer que no son ciertas para sacar plata a las ignorantes mujeres que no sabemos de estas cosas. Y  sino? Hacer un master en bombas de agua...
Gaba Echeverria

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